VENTILACIÓN.
Los edificios en los que viven y trabajan las
personas deben ventilarse para reponer oxígeno, diluir la concentración de
dióxido de carbono así como de vapor de agua, y eliminar los olores
desagradables. Suele haber circulación de aire o ventilación a través de los
huecos en las paredes del edificio, en especial a través de puertas y ventanas.
Pero esta ventilación natural, quizá aceptable en viviendas, no es suficiente
en edificios públicos, como oficinas, teatros o fábricas.
Los
sistemas de ventilación en fábricas deben eliminar los contaminantes que pueda
transportar el aire de la zona de trabajo. Casi todos los procesos químicos
generan gases residuales y vapores que deben extraerse del entorno de trabajo
con efectividad.
La
mayoría de los ingenieros consideran que para mantener un recinto ventilado hay
que renovar el aire por completo de una a tres veces por hora, o proporcionar a
cada ocupante de 280 a 850 litros de aire fresco por minuto. Para conseguir
esta ventilación es necesario utilizar dispositivos mecánicos para aumentar el
flujo natural del aire.
Los
dispositivos de ventilación más sencillos son ventiladores instalados para
extraer el aire viciado del edificio y favorecer la entrada de aire fresco. Los
sistemas de ventilación pueden combinarse con calentadores, filtros,
controladores de humedad y dispositivos de refrigeración. Muchos sistemas
incorporan intercambiadores de calor. Estos sistemas aprovechan el aire
extraído para calentar o enfriar el aire nuevo; así aumentan la eficacia del
sistema y reducen la cantidad de energía necesaria para su funcionamiento.
AIRE ACONDICIONADO.
Un sistema de aire acondicionado consiste
teóricamente en un conjunto de equipos que proporcionan aire y mantienen el
control de su temperatura, humedad y pureza en todo momento y con independencia
de las condiciones climáticas. Sin embargo, suele aplicarse de forma impropia
el término 'aire acondicionado' al aire refrigerado. Muchas unidades llamadas
de aire acondicionado son sólo unidades de refrigeración equipadas con
ventiladores, que proporcionan un flujo de aire fresco filtrado.
Muchos
procesos de fabricación, como los de la producción de papel, procesos textiles
y de artes gráficas, requieren el acondicionamiento del aire y el control de
las condiciones a las que se efectúan.
Los
sistemas centralizados de aire acondicionado que proporcionan ventilación, aire
caliente y aire frío, según las necesidades, se emplean en grandes almacenes,
restaurantes, cines, teatros y en otros edificios públicos. Estos sistemas son
complejos y suelen instalarse durante la construcción del edificio. Cada vez se
automatizan más para ahorrar energía y se controlan por computadoras. En
edificios antiguos, como edificios de apartamentos o de oficinas, se suele
instalar una unidad refrigeradora con ventiladores, conductos para el aire y
una cámara en la que se mezcla el aire del interior del edificio con el aire
del exterior. Estas instalaciones se utilizan para refrigerar y deshumidificar
el aire durante los meses de verano. Hay aparatos más pequeños para enfriar una
habitación, que consisten en una unidad refrigeradora y un ventilador en una
estructura compacta que puede montarse en una ventana.
El
diseño del sistema de aire acondicionado depende del tipo de estructura en la
que se va a instalar, la cantidad de espacio a refrigerar, el número de ocupantes
y del tipo de actividad que realicen. Una habitación con grandes ventanales
expuestos al sol, o una oficina interior con muchos focos, que generan mucho
calor, requieren un sistema con capacidad refrigeradora mucho mayor que una
habitación sin ventanas iluminada con tubos fluorescentes. La circulación del
aire debe ser mayor en espacios en los que los ocupantes pueden fumar que en
recintos de igual capacidad en los que no está permitido. En viviendas y
apartamentos, la mayor parte del aire calentado o enfriado puede circular sin
molestar a sus ocupantes; pero en laboratorios y fábricas donde se realizan
procesos que generan humos nocivos el aire no se puede hacer circular; hay que
proporcionar constantemente aire fresco refrigerado o calentado y extraer el
aire viciado.
Los
sistemas de aire acondicionado se evalúan según su capacidad efectiva de
refrigeración, que debería medirse en kilovatios. Sin embargo todavía se mide
en toneladas de refrigeración, que es la cantidad de calor necesaria para fundir
una tonelada de hielo en 24 horas, y equivale a 3,5 kilovatios
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